La teoría del desarrollo ha sufrido
importantes mutaciones en las últimas dos
décadas. No obstante, la realidad internacional
a la que esa teoría remite ha cambiado
si acaso más intensamente. La incrementada
heterogeneidad del mundo en desarrollo,
la variada gama de experiencias de crecimiento,
la nueva geografía de la pobreza, la
multipolaridad del sistema internacional o la
ampliación del espacio de los bienes públicos
internacionales son algunos de estos cambios.
En consecuencia, es necesario pensar de
nuevo el desarrollo y reflexionar acerca de
estrategias que puedan alentar ese proceso.
El presente artículo pretende contribuir a ese
debate.